QUINTO Y SEXTO PUENTE

A veces cuando las esperanzas se las empieza a llevárselas el río y faltan fuerzas para nadar hasta la otra orilla…, es entonces cuando los sueños empiezan a ahogarse en el torbellino de la desesperanza. Por nuestra mente pasan acontecimientos en que no hay cabida para otra cosa que no sea la negatividad; cuesta mucho esfuerzo reanimarnos, creer que la situación por la que pasamos en ese momento será pasajera y que al final del sombrío túnel que ahora nos asusta, "está la vida"; esa vida por la que luchamos desde el día de nuestro nacimiento.

Cuando la vida nos enfrenta con la experiencia de compartir diferentes rostros de la humanidad y podemos que ver a nuestro alrededor cómo son las caras de los que nos rodean, de ellos podemos aprender a vivir y compartir con rostros tristes, asustados, desilusionados, como con otros con alguna sonrisa de esperanza.

Cruzando el quinto y sexto puente, he tratado de imitar a los rostros que reflejaban esperanza pero sin dejar atrás los otros que necesitaban inyecciones de alegría; creo que en los últimos días he compartido con diferentes rostros; a veces perdía la fe, pero la podía recuperar al ver la sonrisa en la carita de algún niño que a tan corta edad compartía con muchos de nosotros de edad adulta: las mismas circunstancias, los mismos retos, miedos y por qué no, las mismas esperanzas.

Con tristeza digo ahora que mis fuerzas fallaron al tercer día de caminar por el quinto puente, creo que no fue por falta de ánimo si no porque como todo ser humano el cuerpo tiene sus limitaciones aunque queramos actuar como "una superwoman"; tenemos que recordar que esa mujer es ficción y nosotras…, una realidad.

Después de un gran chaparrón la tierra se satura de agua, para secarse necesita de tiempo para que ella vaya absorbiendo poco a poco los rayos solares. Así comparo las malas experiencias de nuestra vida, así como nos saturamos de felicidad, a veces nos saturamos de factores naturales que como seres humanos a muchos nos toca vivir. De a quienes nos toque vivir esos factores y a otros no, depende de nuestro árbol genético, ambiente, hábitos y manera de cómo vivimos.

Espero que mis esperanzas no se las lleve el rio, quisiera que si esto sucediera, que algunas de ellas quedaran atrapadas entre las rocas de la fe y otras puedan ser rescatadas por las redes de alegría de algún buen pescador. Por ahora la tierra empieza a secarse y con satisfacción digo que aunque en ocasiones a empujones; hoy he podido finalizar la caminata de mis primeros seis puentes. Doy gracias al cielo y pido a Dios me dé fuerzas de recobrar mis energías y estar lista para volver de nuevo a caminar sobre otros tres puentes más.

Memorias de BriznaDpaz

Mayo 30, 2010