CUARTO PUENTE

Es reconfortante recibir una buena sorpresa cuando esperábamos recibir una mala; es alegría esperar más cuando esperábamos recibir menos. Así ha sido la travesía del cuarto puente, una sorpresa agradable pues la caminata en la cual esperaba encontrar muchos contratiempos, éstos se redujeron al mínimo haciendo que todo marchara sobre ruedas, sin tener que echarle combustible al coche para que siguiera funcionando.

El puente fue bastante corto al compararlos con los primeros tres, di gracias al cielo por haber hecho que la caminata fuera menos cansada y hasta la terminé con una sonrisa en los labios. No sé si se deba a que me voy acostumbrando al camino o es que empiezo a tener más esperanzas que esta caminata no será en vano.

Decimos que necesitamos de mucho tiempo para encontrar esperanzas, sin embargo se necesita solamente de un segundo para matar una ilusión, es por eso que yo sigo encontrando esperanzas para no matar la ilusión de mi recuperación.

En este tiempo de aislamiento he podido meditar mucho ya que mis actividades físicas son limitadas, no por estar imposibilitada por completo en hacerlas, si no que es mejor precaver que lamentar; por lo tanto tomo mis propias precauciones. Una de las meditaciones que he hecho es sobre la amistad y me llamó la atención una frase de Isabel de Rumania que dice:

"La amistad disminuye cuando hay demasiada felicidad de una parte y demasiada desgracia de la otra".

Creo que esas palabras son tan ciertas como que el mar nunca se juntará con el cielo; yo lo he vivido no solamente una vez sino varias veces; he comprobado que hay diferentes clases de amigos para diferentes ocasiones: unos son para compartir con ellos los momentos de alegría y fiesta; otros son los que están en la alegría y no se ausentan cuando el amigo enfrenta una tragedia o enfermedad; ellos no esperan que les descubramos nuestra necesidad, se ofrecen en la medida de sus posibilidades "porque no da el que puede, sino el que quiere". Estos son pocos pero son "nuestros verdaderos amigos".

Yo no culpo a los primeros, entiendo que algunos seres humanos son tan frágiles que no pueden enfrentar ni sus propias necesidades, buscan amigos porque necesitan de ayuda para subir a la superficie; por lo tanto, cómo puede esperarse que ellos pedaleen la bicicleta de otros. Tenemos que practicar el don de la comprensión y si nos cruzamos algún día con esta clase de amigos, no dejemos de seguir siendo sus amigos, ellos necesitan de nuestro apoyo; es agradable y muy reconfortante ofrecer primero nuestra ayuda antes de que ellos nos la pidan.

Memorias de BriznaDpaz

Mayo 16, 2010